domingo, 6 de noviembre de 2011

Philippe Starck, diseñador de motos

Detrás de cada proyecto hay un concepto, una idea y –desde luego– un objetivo comercial. Pero es el diseñador quien debe plasmar todo lo anterior bajo una forma atractiva, que determinará decisivamente el éxito o fracaso del objeto. Y digo todo esto, porque siempre he pensado que los diseñadores no reciben todos los “laureles” que deberían.
Todos sabemos de  la genialidad incombustible de este diseñador francés, y también reconoceríamos muchos de sus diseños de mobiliario, objetos, hoteles… pero ¿sabríamos reconocer sus diseños en esta otra faceta?
Al contrario de los anteriores, el diseño de motocicletas no ha sido nunca su actividad principal sino más bien una aventura, etapas de su trabajo de las que no reniega, pero de las que no se siente especialmente orgulloso.
Además de ser usuario y amante de las motos –tiene 32– Starck es ese tipo de personas que vive, cuando no está viajando, en una cabaña sin agua ni luz, y lo más alejada posible de la civilización. Viste casi siempre de negro, y no suele frecuentar cócteles ni ir a comidas de celebrities. Genio para algunos, apenas un excéntrico para otros, este parisino nacido en enero de 1949, se hizo famoso cuando el ex presidente francés François Mitterand lo llamó para remodelar el Palacio del Elíseo.
Se podría estar escribiendo sobre él montones de artículos, pero diré, que es uno de los diseñadores más grandes.

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